EL VERDADERO AMOR
LA VEREDA DE LA VIDA

Cuando mi hija nació, un querido hermano nos regaló una Biblia para niños. Tenía unas preciosas ilustraciones y nada más abrirla, en la primera página, junto con unas imágenes de Jesús en la naturaleza rodeado de niños, tenía estas palabras: "Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tus propios pensamientos. En todos tus caminos cree en Él, y Él allanará tus senderos." (Proverbios 3.5-6). Cuando ella creció y tomaba esta Biblia para leérsela en la noche, siempre quería que comenzara con este pasaje, hasta que se lo aprendió de memoria y ya lo recitábamos a la vez.
Esa tierna imagen y recuerdo, conlleva además un mensaje de gran calado espiritual, de una gran profundidad y a la vez simpleza, pues si seguimos esta recomendación, siempre nos irá bien en esta vida.
No se qué versión bíblica se usó para el citado pasaje, pero en la versión Reina Valera 1960 lo expresa de la siguiente manera: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas".
En este pasaje, como en casi todo este libro, en el mismo versículo hay dos mensajes, un paralelismo con contenido opuesto; por un lado, una recomendación para actuar o creer en Dios y confiar en Su Mano o Poder y, por otro, una advertencia o afirmación de aquello que no se hace bien, para que pueda sea cambiado.
En este caso, vamos a analizar los dos versículos por separado, aunque tienen mensaje conjunto:
Vers. 5: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.”. Fiarse o Confiar, expresa un acto de fe; creencia en lo que no se ve (Hebreos 11.1). Dios nos pide que lo hagamos con todo nuestro corazón, con todo nuestro amor y fuerzas (Lucas 10.27). Es un camino o pensamiento distinto al del mundo, al que ya conocemos de sobra, por lo que el seguirlo cuesta, para someter nuestra mente carnal y deseos a Cristo.
Es difícil pero no imposible; Dios no nos va a ofrecer una posibilidad inalcanzable, sino por la fe, que es un Don que nos ofrece Dios, lo que aparentemente es imposible se convierte en factible (Mateo 10.27), pero lo que hay que hacer es romper con la dinámica de funcionamiento habitual, es decir, con la propia prudencia. Ésta es definida por el Diccionario de la Real Academia de la Lengua como: “…consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello”. Ese es el llamado pecado original: “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2.17); “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal;” (Génesis 3.22). Esto nos hace ser como Dios, con capacidad de juzgar, pero no conforme a la ley espiritual, sino a la moral de cada uno. Por eso Dios nos dice que somos dioses (Salmo 82.6, Juan 10.34). Así la manera para romper con esa propia prudencia es creer y confiar en Dios, en la entrega de la vida Su Hijo Jesucristo para salvación de nuestras vidas (Romanos 3.25). Eso nos lleva al siguiente versículo:
Vers. 6: “Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas”. Voy a volver a utilizar el diccionario para definir el verbo reconocer: Entre otras acepciones encontramos las siguientes:
1. tr. Examinar con cuidado algo o a alguien para enterarse de su identidad, naturaleza y circunstancias.
…
5. tr. Confesar con cierta publicidad la dependencia, subordinación o vasallaje en que se está respecto de alguien, o la legitimidad de la jurisdicción que ejerce.
6. tr. Dicho de una persona: Admitir y manifestar que es cierto lo que otra dice o que está de acuerdo con ello.
7. tr. Dicho de una persona: Mostrarse agradecida a otra por haber recibido un beneficio suyo.
Tomando la primera acepción debemos de examinar con el debido cuidado para conocer en qué consiste el Sacrificio de Cristo, Su Evangelio; leer la Palabra, adquirir las bases de la fe, la cual está dispuesta para ofrecernos luz y guía a nuestros caminos. Por la siguiente definición, le reconocemos que Él tiene todo el poder (Efesios 1.19-21) y que, a su vez, todo lo podemos en Él (Filipenses 4.13) y lo hacemos de forma pública, mudando nuestra antigua forma de pensar y sentir. La sexta acepción nos habla de que reconocer es también considerar cierto lo que Él dijo, lo que prometió y se está de acuerdo con él, dando testimonio de este cambio. Y, por último, reconocer es también agradecer (2 de Tesalonicenses 2.13) por lo que Dios ha obrado en nuestras vidas.
Este reconocimiento es para nuestros caminos. En este versículo, sin embargo, luego habla de veredas o senderos. Aparentemente son lo mismo, pero la diferencia es que las veredas son caminos angostos o estrechos para el tránsito de peatones o animales, mientras que el camino, es una vía más amplia donde además de las personas o animales, está habilitada para vehículos. Esto me recuerda un pasaje muy nombrado de las Escrituras: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7.13-14). Aquí tenemos, de una forma muy clara, establecida la diferencia espiritual entre lo que significa nuestra prudencia y el reconocer y fiarnos en Dios, según lo que ya hemos visto, entre lo que es un camino del mundo y la Vereda de la Vida.

Cristo, al ofrecerse en Sacrificio Santo por nuestros pecados, abre esa vía para nuestra salvación, por amor a nosotros, otorgándonos la llave de la FE, para que le abramos la puerta y creamos en Él. Mire el siguiente pasaje: “Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.” (Marcos 10.51-52) El nos otorga vista espiritual, para ver lo que hay en el camino del mundo y apartarnos de él, pero ahora le seguimos, en otro camino, en una relación personal y directa, en intimidad, pudiendo establecer esa comunicación a través del Espíritu Santo (Efesios 1.13, Juan 15.25-27). Él ha venido para enderezar nuestra vida, para apartarnos del mal, para que seamos santos y disfrutemos de Vida Eterna.
Gracias Señor por tu Misericordia, tu Amor y tu fidelidad, porque sin ti no soy nada. Bendito seas Señor.
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;” (1 de Pedro 2.21)
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” (Hebreos 10.19-22)
“Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.” (Salmo 25.8)
“Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis.” (Ezequiel 20.43)